Una caminata de cinco días en la Cordillera del Vilcanota que literalmente “quita la respiración”, en una ruta denominada “Camino del Apu Ausangate”, en la cercanía de la montaña sagrada más alta de la región de Cusco. El “Apu” es el portador de la vida y el guardián de uno de los más prístinos ecosistemas del mundo.
Los pastores de la comunidad de Chillca son los dueños de las llamas y de los caballos que nos acompañarán en nuestra caminata y que cargan el equipaje y los equipos. Ellos orgullosamente compartirán con nosotros la belleza de su tierra y de su mundo inspirador.
En nuestras caminatas y en nuestros singulares “Tambos” o “Andean Lodges” (albergues de montaña) nuestros chefs prepararán diariamente sabrosas comidas, incluyendo una gran variedad de delicias peruanas y productos andinos. En algunas noches, autentica música tradicional será presentada en los “tambos” por miembros de la comunidad.
La salida es temprano en la mañana, en un interesante viaje en bus a lo largo del fértil valle de Vilcanota, rumbo a Checacupe. Después de la visita del templo colonial ascendemos el valle de Pitumarca, siguiendo el espectacular cañón de Japura que conduce a Chillca, donde seremos recibidos por la comunidad. Desde allí sólo es una breve caminata hasta el primer “tambo”. Llegando al albergue tendremos tiempo para relajarnos y disfrutar la música ofrecida por la gente del lugar.
Nuestra caminata empieza en el amplio valle de Pampa Uyuni que permite hermosas vistas a los majestuosos glaciares encima de la llanura. Después de pasar el río Ausangate, nos dirigimos a la comunidad de Astanapata. Impresionantes vistas del glaciar de la parte sur del “Apu” nos inspirarán en nuestra caminata, mientras nos acercamos a las formaciones areniscas, de color rojizo, del “Nevado del Inca”. Pernoctamos en “Anantapata Tambo” ubicado en las inmediaciones de la imponente montaña.
Una de las partes más espectaculares del camino nos conduce hacia Vinicunca, un escenario montañoso multicolor con estratos rojos, amarillos, ocre, gris y azul, entre otros, este trecho ofrece excelentes oportunidades para estudiar las maravillas geológicas y para admirar la belleza única de los paisajes. También es el lugar ideal para observar grupos de graciosas “Vicuñas” silvestres que se encuentran frecuentemente en estos parajes aislados. Rodeados por extrañas formaciones rocosas, pasaremos la noche en el Huampococha Tambo, cerca de la laguna del mismo nombre, donde usualmente anidan parejas de “Huallatas” (gansos andinos).
Después de un último y breve ascenso al paso de Anta, empezaremos gradualmente nuestra bajada. Pronto aparecerán las primeras casas y campos cultivados. El paisaje cambia rápidamente y a las rojas formaciones areniscas siguen montañas erosionadas de calizas que forman un bosque único de piedra, el hábitat ideal para las tímidas “Vizcachas” (de la familia de las chinchillas). A la hora que llegamos nuevamente al valle de Pitumarca, nuestro bus nos estará esperando para el viaje de regreso al Cusco.