¡APU AUSANGATE!


El AUSANGATE es el Nevado Sagrado, visible desde la ciudad del Cusco, Perú. Alcanza los 6.372 metros sobre el nivel del mar, y es la segunda montaña más alta del país.

Hermoso, majestuoso, imponente y espiritual, el glaciar provee agua para la región circundante, haciéndola fértil, y sus aguas corren hasta la Cuenca Amazónica. Los habitantes del Ausangate forman parte de una de las más antiguas culturas pastorales del mundo, ya que han orgullosamente conservado su forma de vida tradicional, así como su devoción hacia la Montaña Sagrada y el arte textil. Recientemente, hice una caminata de 5 días, con Andean Lodges, mientras visitaba el Perú, con mi amiga Jessica. Rolphy, nuestro brillante y apasionado guía, y su equipo, con sus llamas y caballos, nos llevó en esta caminata de 5 días, al País de las Vicuñas Silvestres y de los Cóndores que vimos dando vueltas, en el cielo.
Es una caminata de albergue a albergue, en comercio justo, con una “T” y “R” mayúsculas, para Turismo Responsable. Andean Lodges se asoció con las comunidades pastorales nativas de Chillca y Osefina, para brindar esta experiencia única en su género. Fuimos alojadas en albergues, construidos por miembros de estas comunidades, y fuimos recibidas por ellos. Tuvimos un chef y dos chicas locales quienes correteaban por las montañas, dejando cada albergue, después de nosotras, y llegando al siguiente, bien antes que lo hiciéramos, donde tendían nuestras camas, para la noche. Los albergues son confortables y bonitos, en apariencia. Sin embargo, son muy fríos y, con frecuencia, dormí con mi gorro y bufanda, pero, por lo menos, no es como acampar.
De hecho, esto es senderismo de alto nivel, y tienes que estar en buena forma y tener una actitud positiva. La comida es excelente, las camas son confortables y las duchas son calientes, a lo mejor, por unos 10 minutos. El último albergue brindó la mejor ducha de todas. Tuve que soltar mis pulmones, y empecé a cantar canciones de espectáculos… estaba tan contenta. Pero, es la gente que nos llevó por sus senderos sagrados, y la belleza del lugar, en sí, que más destacan. Jessica y yo fuimos las únicas participantes, en este viaje y, en escasas ocasiones, hemos vista otra gente que los pastores con sus rebaños de Alpacas, bien en sus millares. Consolidó nuestra amistad que ya era fuerte, profunda y antigua, mientras nos dábamos coraje, en los difíciles ascensos.
Se tiene que estar preparad@ para todas las estaciones, en esta caminata. Un minuto, puede parecer como verano y, al siguiente, invierno, pero, con ropa adecuada, todo irá bien. La experiencia fue inolvidable. Espero llevar mis hijos, cuándo tengan la edad suficiente, si estoy todavía en forma para hacerlo. Sino, les diré, simplemente, que vayan, una y otra vez. Pues, es una oportunidad que no se debe perder. Estaba triste de despedirme de este paisaje mágico y de sus amables habitantes.
DÍA 1: ¡Hemos llegado! El primer albergue es visible, en el trasfondo.

DÍA 1: Nuestra llegada al Chillca Tambo. Se puede tener una idea de la extensión del terreno.

DÍA 2: Luego del entretenimiento nocturno, de música y baile tradicional, brindado por nuestros anfitriones, y una excelente noche, en el Chillca Tambo, salimos para nuestro primer día de caminata extrema, con nuestro guía, Rolphy, y Pancho, siguiendo con el ‘caballo de apoyo’; Pancho Pacco.


DÍA 3: la cumbre, en el trasfondo. Antes de empezar nuestro ascenso, nuestro anfitrión realizó una ofrenda a la montaña que es una fuerza de vida, para la gente local que la respeta.

¡Lo logramos! En la cumbre, con nuestro equipo; Vilma, Rosa, Pancho, Eduardo y el siempre elusivo Rolphy quien siempre toma la foto.

¡Pulgares arriba! Lista para la cama, y estoy absolutamente congelándome, en esta foto. Con suerte, debajo de las frazadas, estaba nuevamente calientita. Botellas de agua caliente fueron un plus.

DÍA 4: ¡Hemos llegado a la ‘Montaña de Colores’!

DÍA 4: El penúltimo albergue, con Mario; nuestro anfitrión. Se le puede ver, en esta foto. Nos recibió con el sonido de una concha marina. También, es un maravilloso músico y juega Jenga.

Mario, con su flauta casera, dándonos un concierto.

DÍA 5: Nuestra última mañana, en este increíble terreno, con nuestros amables anfitriones.

Una última mirada…

¡Hasta la vista, hermoso Ausangate!

Más allá del último paso de montaña y, abajo hacia el valle.

Alcanzando el último poblado, cruzamos caminos con una mujer local que caminaba por el sendero, cargando sus pertrechos, mientras hilaba su lana, en el camino.

Por Lauren Ward

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